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Salud Mental. Para volverse locos

Salud menta, para volverse locos

Esta semana celebramos el día de la salud y queremos empezar este post copiando la definición que hace la OMS de salud: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.”

Esas tres patas sobre las que descansa nuestra salud no son completamente independientes, podemos tener un problema de origen físico que nos afecte mental y socialmente, de la misma manera que algo de origen social o mental puede afectar globalmente a nuestra salud.

De hecho, los problemas de salud mental casi siempre tienen repercusiones físicas, y siempre afectan, de una manera u otra, a nuestras relaciones sociales.

Ya sabéis que nos gusta poner en contexto los datos, nos parece importante para darnos cuenta de la magnitud de la cuestión. Ahí van unos cuantos:

Salud mental, algunos datos:

En el informe sobre salud mental que se extrajo de la última Encuesta Nacional de Salud, realizada en el año 2017 por el Ministerio de Sanidad, podemos leer lo siguiente:

“En España 1/10 adultos y 1/100 niños tienen un problema de salud mental
– Las mujeres casi el doble que los hombres, y los niños más que las niñas
– 3/10 personas de 65 y más (sin contar las institucionalizadas) tienen deterioro cognitivo
– 1/10 personas toma benzodiacepinas y 1/20 adultos, antidepresivos
– 1/20 consultó un servicio de salud mental en el último año
– El gradiente social y la brecha por sexo están presentes en todos los indicadores de salud mental de adultos
– 1/100 personas no pudo acceder a la atención médica de salud mental por motivos económicos
– Los datos evolutivos disponibles no muestran apenas cambios.”

La tasa de suicidios no baja de esos 10 diarios y es un tema que socialmente nos desborda, nos cuesta mucho enfrentarnos a él y hablar del suicidio.

Nuestros profesionales:

En el examen MIR de este año han salido en España 288 plazas de psiquiatría de un total de 10429 plazas.
Psiquiatría es una de las especialidades con más plazas y con menos demanda, en número total está por detrás de Familia, que es la más numerosa con 2238 plazas, Pediatría (491), Anestesia y Reanimación (393) y Medicina Interna (389).
Este año se han convocado también 255 plazas de Enfermero Interno Residente para Salud Mental y 198 plazas PIR (Psicólogo Interno Residente) para toda España.

En cuanto a la psicología está claro que tenemos un problema estructural,:
– comparados con la Unión Europea hay en España 4,5 psicólogos por cada 100.000 habitantes frente a los 18 que hay de media en el conjunto de la Unión, y
consumimos más antidepresivos y muchos más ansiolíticos que la media europea.
Os dejo un enlace muy interesante de Psicología y Sociedad.

De manera que podemos pensar, a la vista de todos estos datos, que tenemos un sistema de salud preparado, con mayor o menor éxito, para enfrentar los problemas de salud mental; pero no para prevenirlos. Reaccionamos ante la situación, pero no somos capaces de anticiparnos.

Padecer una enfermedad mental

Si hablamos un poco con cualquiera que haya padecido o padezca algún trastorno de salud mental nos damos cuenta de que es algo muy duro. El simple hecho del diagnóstico, que te digan que tienes una esquizofrenia, un trastorno afectivo bipolar, depresión, psicosis, demencia… Son palabras que tienen un peso capaz de hundirnos mucho.

Se ha escrito mucho sobre el estigma de las enfermedades mentales, parece que, si nos remontamos a tiempos pretéritos, en la antigüedad, no estaban mal vistas, una dosis de locura se consideraba necesaria para hablar con los dioses y era muestra de cierta sabiduría.
-Hipócrates de Kos estudió, nombró y describió muchos de los trastornos mentales y fue el primero que estableció que era el cerebro el órgano en el que se producen los procesos mentales. Eran en aquella época los leprosos los enfermos que eran apestados socialmente.

«Ninguna gran mente ha existido nunca sin un toque de locura»
(Aristóteles)

– Cuenta Foucault en su Historia de la Locura que a partir del siglo XV las leproserías se fueron transformando, ya no había leprosos pero la sociedad empezó a encerrar a los locos, a los delincuentes y a todos los marginados sociales en instituciones de las que muchas veces la idea era que no salieran

de la locura y la salud mental

Desde nuestra perspectiva nos cuesta hacernos a la idea y no debemos juzgar conductas de otra época sin tratar de comprender que el punto de vista ha cambiado mucho, pero hasta la edad moderna había muy poca comprensión con determinados trastornos y minusvalías.

Así que tratemos de ponernos en la piel de alguien, que se consideraba “normal”, como nos consideramos todos, hasta que un día pasa algo; hay una crisis, un brote, unos síntomas; y todo se desmorona, cambia la relación con sus seres queridos y cambia la relación con uno mismo. ¿Si aquello que parecía tan real era una paranoia? ¿Cómo volver a confiar en uno mismo? ¿En las propias percepciones? ¿En quién confiar?

Asumir que esa realidad se ha descontrolado es el primer paso, reconocer que tenemos un problema, pero también tenemos que ver la salida, que el problema, sea el que sea, podemos tratarlo y hay esperanza.

Hay que asumir que condicionará el futuro pero también que hay futuro y que esa persona podrá realizarse y aprender a vivir y a disfrutar de nuevo de la vida.

Todo esto es mucho más fácil de decir que de hacer, superar el estigma de las enfermedades mentales es muy difícil.

Evitemos el estereotipo

Las personas somos «medio tontas» para estas cosas, y en cuanto nos ponen una etiqueta tendemos a creérnosla y a hacer lo que se espera de nosotras así que quizá debamos empezar a trabajar más eso.

Tenemos que ser capaces de presentar otros modelos de enfermos mentales, que además son la mayoría:
– Personas que superan esos trastornos y son mucho más que esa etiqueta, que tienen éxito social y profesional, que son únicas y excepcionales, como somos todas, y que son capaces de hacer lo que desean y hacerlo muy bien.

Tampoco vendría mal un conocimiento un poco más riguroso y menos ligado al espectáculo de las enfermedades y sus síntomas.

Cuando se tratan estos temas en los grandes medios suele ser o bien motivado por una noticia negativa (un loco ha hecho esto) o bien presentarse la patología psiquiátrica como una justificación narrativa (el malo de la película hace esto tan malo porque es un psicópata).

La realidad es mucho menos grandiosa, son horas de soledad, de dudas y de miedos, es volver a aprender a andar, con pasos inseguros, caerse de nuevo en ese recurrente pozo metafórico del que cuesta mucho salir.

Esos estereotipos que tenemos sobre la salud mental crean también rechazo y miedo hacia los enfermos, evidentemente hay casos en los que una persona con un cuadro agudo se puede volver peligrosa, pero la mayoría de las veces ese peligro es sobre todo hacia ella misma y es más probable que se haga daño a que dañe a alguien.

Actuar antes

Además, si somos capaces de ver antes el problema, cuando se produce en nuestro entorno, podremos anticiparnos, actuar mejor y ahorrar sufrimiento a la persona que padece el trastorno, y a quienes le rodean.

¿Cuándo se necesita ayuda o consejo?

Estos síntomas pueden ser signo de alguna afección:

  • Cambios en la alimentación y en los horarios de sueño
  • Incapacidad para afrontar los problemas o las actividades de la vida diaria
  • Sensación de desconexión o retiro de las actividades normales
  • Pensamientos inusuales o «mágicos»
  • Ansiedad excesiva
  • Tristeza, depresión o apatía prolongadas
  • Pensamientos o declaraciones sobre suicidio o daño a otros
  • Abuso de sustancias
  • Cambios extremos de humor
  • Ira excesiva, hostilidad o comportamiento violento

Si sientes dudas o preocupación no dejes de pedir ayuda o consejo. Acude a tu médico de atención primaria o pide cita con un psiquiatra, psicólogo o un especialista en salud mental.

El Covid y la Salud Mental

En esta época que nos está tocando vivir, hay un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión. Lo más importante es mejorar el cuidado tanto del aspecto físico como el mental.

Te proponemos una serie de pautas para afrontar esta situación:

CUIDA TU CUERPO:

– Duerme lo suficiente. Es fundamental el descanso correcto del cuerpo y la mente.
– Realiza alguna actividad física de manera regular. Te ayudará a disminuir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
– Come de manera saludable.
– Limita el tiempo delante de las pantallas.
– Reserva tiempo para ti mismo. Relájate y recarga las pilas.

CUIDA TU MENTE

– Mantén una rutina normal.
– Mantente ocupado.
– Concéntrate en los pensamientos positivos.
– Establece prioridades. Fíjate metas razonables para cada día y reconoce tus logros, aunque sean pequeños.
– Acepta que algunos días sean mejores que otros.
– Conecta con otras personas, evita el aislamiento.
– Párate. concédete tiempo para pensar.

Quién no ha dicho en algún momento
Stop! Where is my mind?

Nosotros estamos aquí para ayudarte:

Esperamos que este post sirva para aportar un granito de arena en este camino, se trata de promover la salud mental y para eso tenemos que ser capaces de llamar a las cosas por su nombre y mejorar nuestro sistema de atención.

Los ciudadanos tenemos que ser capaces de reaccionar cuando alguien a quien queremos enferma, y los profesionales de la salud tenemos que estar ahí, todos tenemos un gran margen de mejora en este tema y ese camino es el único que podemos tomar. No hay atajo.

Sabemos que esta pandemia ha aumentado el estrés, los problemas de ansiedad y sueño.

Si necesitas consejo ya sabes que estamos aquí todos los días del año. Cunsúltanos!

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