La adolescencia, esa época en la que parece que dejamos de ver a nuestros hijos como los niños que fueron y aparece la gran lucha entre adolescentes y desodorante, la cual es un gran problema en el día a día. Nuestros hijos nos sorprenden constantemente y también con su olor corporal. ¡Entran en la habitación y solo pensamos en que se duchen! Ya ni reconocemos su olor.
Lo que es innegable es que todas las personas pasamos por esa etapa de transición, de una u otra manera, y a la inquietud de abandonar la infancia y hacerse mayores hay que añadir el deseo de tener un estilo propio que nos diferencie de los demás. De alguna manera pasamos de reflejar la personalidad de nuestros padres, que cuando somos niños nos visten, peinan y llevan a su gusto, a nuestra propia personalidad que todavía se está formando.
La revolución hormonal
A nivel fisiológico, en nuestros cuerpos, la adolescencia es una auténtica revolución hormonal que empieza, por regla general, antes en las mujeres. Durante la infancia nuestros cuerpos producen en gran cantidad hormona tiroidea y hormona de crecimiento; esto cambia al llegar la pubertad, cuando las chicas empiezan a producir estrógenos y progesterona y los chicos testosterona como si no hubiera un mañana.
Esta revolución hormonal se manifiesta, además de en esa reacción generacional casi instintiva o en el propio desarrollo físico, en las glándulas sebáceas y sudoríparas; nunca en nuestra vida nuestra piel producirá tal cantidad de sebo, ni tendremos tantos granos, ni sudaremos tanto, ni oleremos tanto como durante la adolescencia y lo peor del mal olor es que nos vamos acostumbrando a él.
Esto se nota al entrar en una habitación llena de adolescentes, por ejemplo, una persona que dé clases en un instituto va a notar este mal olor, y como hayan tenido educación física antes lo notará todavía más. Los adolescentes parecen estar bien en ese aula con mal olor porque la cosa ha sido paulatina, sólo lo perciben cuando salen y vuelven a entrar.
Hábitos de higiene relacionados con la adolescencia y desodorante
Hay que ser pacientes y comprensivas, pero también hay que educarlos en unos hábitos de higiene. Al llegar a la adolescencia hay que ducharse todos los días, y tenemos que decírselo a nuestros adolescentes, que si no se duchan y tienen una buena higiene huelen mal, y cuando alguien huele mal causa un rechazo natural.
Hay que ducharse y utilizar productos adecuados, jabones de ozono o jabones germicidas como el gel o el jabón de ozono de ozoaqua que hacen desaparecer las bacterias de la piel causantes del mal olor.
Adolescencia y desodorante o antitranspirante, elige el tuyo
Hay que acostumbrarlos a que usen desodorantes o antitranspirantes; y aquí me tengo que explayar un poco más para explicar las diferencias entre ellos, pues muchas personas los confunden.
Antitranspirantes
Los antitranspirantes contienen sales de aluminio, estas sales forman un gel en los conductos sudoríparos que reduce la transpiración cuando nuestra piel comienza a sudar. Normalmente llevan también un perfume que ayuda a combatir el olor. Muchas veces los encontrarás etiquetados como desodorantes antitranspirantes.
Los recomendamos para la sudoración excesiva o antes de practicar deporte o ejercicio físico. Las sales de aluminio pueden producir más irritación en la piel.
Desodorantes
Los desodorantes a secas, al no contener sales de aluminio no reducen la transpiración. Sí reducen el olor gracias a los ingredientes que contienen que pueden ser alcohol y diferentes perfumes.
Te recomendamos sin alcohol, ya que puede secar más la piel e irritarla.
Higiene diaria, dúchate todos los días
Tanto desodorantes como antitranspirantes hay que ponerlos sobre una piel limpia si no queremos crear un mejunje oloroso que puede empeorar el ya de por sí desagradable olor a sudor. Este es un viejo mensaje que siempre es bueno recordar.
«Los desodorantes son para después de la ducha, no en lugar de la ducha».
Paciencia con la adolescencia y desodorante
Ya sabemos también que, por lo menos a algunos adolescentes, basta que les recomendemos un producto concreto para que reaccionen en contra. Como decíamos antes, paciencia, el objetivo es:
– Conseguir que se duchen y vayan limpios.
– Explicarles el funcionamiento de desodorantes y antitranspirantes
– Que se acostumbren a su uso.
– Que prueben y decidan cual les gusta más para cada circunstancia, pues no es lo mismo salir a hacer deporte que ir a tu primera cita con alguien que te guste.
Así que no nos queda más remedio que tener mucha paciencia con la adolescencia, confiar en que vayan madurando aunque no quieran y, al menos, conseguir que se laven y huelan bien, para que no sea tan difícil estar con ellos.
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